martes, 28 de marzo de 2017

Sobre el autor: Mis inicios como Dom



Este blog no lo concebí como uno de esos blogs en donde hablo sobre mí y las situaciones que me pasan. Está más orientado a la divulgación y a la ocasional verborrea que me provocan ciertas ideas y pensamientos. Sin embargo, tras una breve encuesta por Twitter resulta que la gente quería saber algo de mí (¡lo cual ha sido chocante, siendo franco!). Así que veo justo el poner algunas cosas sobre el que os entretiene y trata de enseñar con mayor o menor éxito.

Natural de Madrid y de nombre Sergio, soy un traductor de casi 30 años que siempre se ha sentido asocial, introvertido y desvergonzado, siendo esto último lo que compensaba por lo anterior. La gente que me conoce bien sabe perfectamente que no he llevado una vida buena ni de virtud, pero que algunas de mis cualidades han sido lo suficientemente aceptadas para poder ganarme algo de aprecio por su parte.
No voy a entrar en la debacle de "mi vida fue una mierda y el mundo me ha hecho así" porque no busco la simpatía de nadie. Cada uno lidiamos con las cartas que el destino nos ha dado y debemos afrontar la vida como mejor podamos, y eso es exáctamente lo que hago.


Como no deseo entrar en mis entresijos como persona o como hombre, entraré en los entresijos de mí como Dom, puesto que una gran cantidad de gente lee este blog con el BDSM en mente.

Todo comenzó en una lluviosa tarde de Marzo.
Bueno, en realidad era de Junio.
Y más bien soleada.

Aunque penséis que yo pueda ser un "vividor follador" por las cosas que digo que he hecho, nada hay más lejos de la realidad. Me gusta el vicio como a cualquier hijo de vecino, pero debo reconocer que tengo una faceta demisexual que me ha traído más de una decepción y problema en sus momentos dados.
Perdí la virginidad relativamente tarde, con 19 años. Lo que para algunos es demasiado tiempo para otros no es sino el principio de una vida de aprendizaje a la hora de complacer y ser complacido.
Me interesó el saber cómo satisfacer a una persona al igual que el querer que me satisfaciesen a mí. Así que leí. Como siempre he hecho.

A través de un amigo de la época que era dominante profesional descubrí algunos de los recodos del BDSM que me desmintieron los mitos más comunes, como que era sólo violencia, siempre tenía que haber golpes o insultos o que no necesitaba porqué tener sexo en una sesión, lo cuál me fascinó y puso nombre a muchas de las cosas que quería practicar.
Gracias a él (y su colección de látigos, spankers y demás) me empezó a interesar más este mundo que ahora llamo mío.

Ahora bien, ¿cómo lo haría para integrarlo en mis relaciones y cuál sería mi papel en ese mundo? Como introvertido y sin mentor (puesto que mi amigo acabó mudándose a otro país y perdí el contacto), estaba incapacitado para poder ser tutelado por alguien, de la misma manera que aún no existían artículos, libros o páginas extensivas donde me explicaran bien lo que era el BDSM como lo hacen ahora, al menos no con un acceso sencillo para un neófito.
Estuve con gente maravillosa en relaciones, pero el cuidado sobre extremo que siempre debía llevar podía hacer que estuviera frustrado en múltiples ocasiones. Mi faceta primal siempre había estado presente durante el sexo y quería explorarla decentemente, al igual que mi lado maquiavélico a la hora de crear escenarios y fantasías y llevarlos a cabo.
No obstante, quería aprender, por lo que quería que probar distintos roles al principio. Ahí entró en juego las redes sociales y las relaciones esporádicas. Traté un tiempo el ser sumiso pero era obvio que no era lo mío. Después vino el ser switch, decir que quizá dependiera de la persona y el momento, pero en un par de años me decanté por la dominación definitivamente como mi rol personal.

No os confundáis, no era porque el resto de las personas no supieran cómo tratarme como sumiso ni que yo no me esforzara como tal, era porque algunas cosas se sienten adecuadas para cada uno de nosotros. Por eso hago tanto hincapié en que el BDSM existe para el autodescubrimiento y la introspección.

Seguía siendo el mayor de los novatos y con más bien poca experiencia en el campo de la dominación y la disciplina. Pero al menos había abierto un nuevo mundo de liberación sexual donde podía disfrutar de la misma forma que podrían disfrutar de mí, lo cuál era una de mis búsquedas vitales.
El haber acabado en relaciones donde la otra persona tenía (o descubrió junto a mí) su rol de sumisa fue lo que me hizo aprender, investigar y descubrir por mi cuenta.
Llevó sus años y es algo que está lejos de haberse perfeccionado, pero me gusta pensar que gracias a esas personas a día de hoy puedo ser más sincero conmigo mismo, mis parejas y el resto del mundo que me rodea pues no es ningún secreto mi afiliación al mundillo.

Primer test que tomé hace 4 años.
Último test de principios de este año.

Poco después comenzó mi interés por las cuerdas. Un interés que con el paso del tiempo no ha hecho sino aumentar más y más.
Comencé haciendo cutres karadas con una sola cuerda roja de diez metros que no era mía para pasar a cosas más intrincadas con una muy modesta colección propia. Pero de nuevo, la carencia de un mentor para enseñarme pasos, tratamientos, técnicas y todo eso, hizo que me tuviera que buscar la vida en una época en donde el BDSM aún no se había vuelto tan popular como lo puede ser ahora.
Aún a día de hoy busco distintos tipos de cuerpos con los que poder practicar.

El dinero para mí siempre ha sido un problema por causas que no vienen a cuento a menos que quisiera transformar esto en una biografía de un ruso-francés del s. XIX, pero estos problemas monetarios siempre han sido una traba personal en mis relaciones y me han llevado a más de un quebradero de cabeza en múltiples ocasiones.
Esto, en este contexto, no tiene demasiada relación, pero se descubre cuando vemos que el BDSM (sobre todo la dominación) requiere de múltiples herramientas, accesorios y juguetes para poder ser disfrutado al máximo. Aún a día de hoy sigo aprovechando muchas de las cosas con las que comencé, en especial las cuerdas.
La mayoría de las cuerdas que veis en las sesiones son baratas y tratadas por mí para mejorarlas, pero en esencia son lo más cutre que os podríais encontrar, por eso trato de sacar lo mejor de ellas.

Tener un compañero que las disfrute tanto como tú es algo importante para mí. Ya no es sólo por el descubrimiento y la experimentación, sino también para deleitarte con tu obra.
Mucha gente se piensa que cuando hablo de cuerdas se refieren a que quiero atar a una mujer, tocar y follarnos como animales, y es algo triste porque después, al explicarles que para mí el shibari y el bondage fuera de las relaciones sexuales ya habladas es algo puramente artístico, se piensan que es sólo una excusa para convencer a la gente.

Pero el hecho de pensar fuera de la caja, de tener unas ideas sobre la liberación sexual y poder expresarlas como lo he hecho ha suscitado que más de una persona me vea como un animal salido. Ese es el precio a pagar cuando tus ideas y gustos no son convencionales.
Salido estoy como cualquiera que lea esto, pero lo llevo con estilo, gracias.
Si alguien ve a una mujer atada y sólo piensa en las cosas que podría hacerle el atador es porque el problema es suyo, no del atador. De la misma manera que pueden censurar a un pintor por dibujar los pechos de una mujer.

A día de hoy me considero alguien decente, en un mundo de BDSM lleno de falsos engaños, gente aprovechada y creídos, que trata de luchar por normalizar y educar a la gente que le gusta para que no se sientan frustrados y puedan disfrutar de una sexualidad y unas relaciones que se salen de lo típico.
Y eso es lo que trato de conseguir con este blog.


Bueno, creo que me he extendido más de lo que esperaba en este artículo sobre mí mismo. Espero que hayáis aprendido algo más sobre mí y cómo pienso a razón de saber cómo he vivido. Obviamente quedan las historias y las experiencias por contar, a veces tristes y otras alegres, pero creo que este es un buen acercamiento a mí desde el blog. Si tiene éxito trataré de subir algún otro artículo contando alguna otra chorradilla sobre mi vida.