lunes, 26 de febrero de 2018

BDSM: Introducción XII. Límites soft y hard, cuándo superarlos.



Un concepto de suma importancia dentro del BDSM y, en concreto, las relaciones D/s son los límites.
Un límite es una acción o práctica que una persona no está dispuesta a realizar de ninguna forma durante una sesión, teniendo que informar a su contraparte (sea Dominante o sumisa) antes de realizar la sesión para evitar las sorpresas que conllevan en muchas ocasiones el realizar algo que no le guste a la otra persona.

Los límites obviamente varían entre personas y lo que alguien puede considerar algo simple y mundano (como por ejemplo el sexo oral) se puede convertir en un via crucis para otras personas, bien sea por vergüenza, miedo o traumas pasados. Es importante que esos límites sean conocidos por ambos integrantes y se demuestren dentro del marco de la relación puesto que, de esa forma, no sólo mejoráis las sesiones sino que también ayudáis a mostrar las facetas de vosotros mismos que más os cuesta mostrar: lo haríais todo menos eso.
Algunas personas pueden considerar un límite determinada acción (por ejemplo el sexo anal) mientras que otras pueden considerar como tal toda una práctica (como el masoquismo en general). Sea cual sea el límite, es deber de ambas partes el acordar respetarlos y hablarlo antes de poder superarlos. ¿Pero cuándo es mejor superarlos?

Dentro de los límites del BDSM se pueden encontrar de dos clases: Suaves (soft) y Duros (hard).

Límites Suaves

Estos límites hacen referencia a las cosas que podrías realizar en algún momento de tu vida. Cosas que te pueden llamar la atención pero que, por un motivo u otro, no deseas realizar como algo natural en estos momentos.
Los límites suaves se suelen usar como medio de entrenamiento o de práctica para autodescubrirse. No es sencillo discernir entre qué podrías considerar un límite suave de uno duro, especialmente cuando estás comenzando, pero la práctica y, especialmente, el saber que estás con una persona que comprenda la situación ayudan en gran medida a desarrollar la forma en la que moldeas tus propios límites.

Por supuesto depende de cada individuo el determinar qué es un límite suave y es el mismo quien designa el mejor momento para tratar de superarlo o, como mínimo, probarlo. Aunque una persona pueda tener una experiencia extensa dentro del sexo hasta un extremo hedonista perfectamente puede convertir una práctica bastante común (como el sexo oral, por ejemplo) en un límite.

Límites Duros

Los límites duros son aquellos que, habiendo sido probados anteriormente o no, se consideran prácticas que no deberían llevarse a cabo bajo ningún concepto sin un consenso anterior a la sesión.
Cuando la mayoría de gente habla sobre límites se refiere, de forma inconsciente o desinformada, a esta clase de límites.
El respeto de un Dom por los límites de su sumiso es algo con lo que todos los que leéis esto deberíais estar familiarizados, pero un concepto menos frecuente o desconocido es el hecho de que un sumiso deba hacer su parte por igual de respetar los límites de su Dom.
Un Dom puede, de forma frecuente, tener prácticas que no quiere realizar o técnicas con las que ha tenido malas experiencias. De ahí que el conocer a una persona de antemano ayude con las sesiones venideras y no sea recomendable lanzarse a la primera persona de rol análogo que nos encontremos.

Los límites duros tienden a ser cosas bastante complicadas para muchos de nosotros y son acciones que se encuentran en cualquier rango de dificultad o del fetichismo. Desde juegos de sangre como el knife play a cosas menos "impactantes" como la adoración de pies o el 24/7.

Cuándo superarlos

Cada persona es un mundo. Eso es algo que se defiende muchísimo dentro del BDSM y no sorprenderá saber a nadie que los límites son algo tan personal que sólo se puede aprender sobre ellos en cuestión teórica y no en cuestión general.
¿Debéis buscar el superar dichos límites? No tiene porqué. Cuando hay un conflicto entre las personas dentro de una relación D/s en cuestión de límites debería poder hablarse para orientarse bien, ya sea el factor Dom o el factor sumiso quien lo tenga. Discernir cuáles son límites suaves de los duros es importante para crearos un mapa de ruta y poder avanzar hacia la superación de vuestros propios tabúes, especialmente si alguno de dichos límites existe debido a alguna clase de trauma psicológico o físico que alguno haya sufrido en el pasado.

La experiencia nos hace cambiar a todos y, como tal, hace que en muchas ocasiones nuestros límites se moldeen según nuestra personalidad del momento, nuestros gustos.
Si deseas explorar este mundillo y poder valerte por ti mismo deberías ser capaz de reflexionar sobre cuáles son tus gustos actuales, pero también tus propias limitaciones. Recuerda que dentro del BDSM no existen los juicios morales o de valor siempre que lo hagas bajo el acuerdo tácito del consenso y la confianza recíproca hacia tu pareja.
Por ello los límites deberían ser superados de acuerdo a tu propia voluntad, siendo impulsada por el apoyo de tu pareja cuando sea necesario, independientemente del rol al que pertenezcáis cada uno.


Los Tres Grandes Tabúes del BDSM

Si bien el BDSM aboga por una total libertad en la búsqueda de los placeres, no se aboga por ciertas cosas que se consideran tabú incluso dentro del BDSM porque van en contra de los principios filosóficos y sociales del movimiento.
Estos tabúes son: La Necrofilia, la Zoofilia y la Pederastia.
Cuando encontramos que una persona (o entidad si contamos con la zoofilia) no puede conceder el consentimiento explícito requerido para mantener cualquier clase de relación, entonces no puede crearse una relación D/s, por ello se consideran límites duros por definición y uno de los grandes tabúes dentro del BDSM que deberían ser eludidos a toda costa.
Sin embargo sí que existen diversas prácticas de roleplay en donde se toman como ejemplo estos tabúes (el ageplay, los furries...), la distinción siendo que dichas personas son ADULTOS QUE CONSIENTEN e intepretan un papel de cara a las prácticas que quieran realizar.
Es importante tener eso en cuenta. La diferencia entre pretender y ser son abismales cuando se trata de esta clase de prácticas.