jueves, 28 de julio de 2016

BDSM: Las personalidades de una sumisa, o "at the castle in the morning, in the dungeon at night"


Ayer estuve hablando sobre el concepto de Jekyll y Hyde del que hablé AQUÍ anteriormente y llegamos a la conclusión de que es algo que también se puede aplicar a la sumisión.
Como ya he hecho hincapié en muchas ocasiones, la dualidad en el BDSM se da tanto en la relación como de forma intrapersonal. Para muchos de nosotros que no somos practicantes del 24/7 solemos compaginar nuestro concepto de la cultura y la escena BDSM con nuestra "persona de día". Como se muestran con las amistades que no comprenden este movimiento (y de seguro que si ya llevas un tiempo en este rollo conocerás a más de un amigo que no apruebe tus gustos), el saber compaginar una relación de sumisión con el resto de las facetas que componen una personalidad no suele ser tarea sencilla, pero no es, por mucho, algo imposible.

La sumisión en la relación puede estar supeditada a muchas cosas, como a una devoción amorosa o una entrega sexual, pero rara vez suele ser el único aporte que se le puede dar a dicha relación.
El concepto de vivir " en el castillo de día" hace referencia a tener una relación puramente idílica, llena de diversiones, risas, momentos moñas y esa clase de cosas que se relacionan con la pareja perfecta.
En su contraparte el vivir "en la mazmorra de noche" hace que el papel se torne a sumisión completa en lo que al plano sexual se refiere, haciendo un cambio de personalidad completo, habitualmente pasando de ser dulce o rebelde de personalidades independiente y fuertes a ser alguien dócil y complaciente cuando el momento lo requiere.

Aunque todo esto lo hable sólamente por la observación en el comportamiento de sumisas que conozco. Debo recalcar que es algo bastante común para aquellos ajenos al 24/7 que mantengan una relación estable el compaginar el placer distinguiéndolo del resto de cosas.

Mientras mucha gente se pierde al comenzar en el BDSM pensando que la sumisión tiene que ser una entrega al 100% del tiempo, no tiene porqué ser así. Si bien hay Doms y Amos que sí lo exigen, debes saber que, en última instancia, tu libertad es completamente tuya y, al igual que con cualquier relación vainilla, si hay algo que no te gusta de tu Dom y sea irreparable, deberías dejar esa relación.

Ni mucho menos quiero desprestigiar el papel que otorga una relación BDSM a la parte romántica de la misma. Perfectamente puedes estar viendo una película Disney debajo de una manta bebiendo cerveza y 30 minutos después estar deseando ser asfixiada mientras te dan azotes. Lo que aquí estoy tratando de exponer es que las facetas de una relación son más complicadas y opuestas de lo que mucha gente se piensa, aún más en una relación de esta clase.

Cuando hablamos de sumisión en el BDSM nos solemos referir a su faceta sexual por una simple razón, es la faceta que involucra al movimiento. No debemos perdernos en meras etiquetas aun a pesar de todo el glosario que existe sobre sumisión y dominación. Una sumisa sigue siendo una persona aunque le gustase la objetización y debe ser tratada con el respeto necesario tanto fuera como dentro de la cama.

Estar hablando de personalidades en una sumisa es hablar de la misma forma de personalidades de un dominante, si él puede ser amable y dulce fuera de la cama y un tirano armado con látigo y spankers dentro de ella, la sumisa puede serlo también.
Un desdoblamiento pragmático en donde muestre ambos papeles en según qué situaciones puede ser detonado por una pareja afín o un momento adecuado, transformando a la "princesa" en "esclava" y de nuevo a la inversa tras acabar.

No se debe pensar que por ser sumisa es lo único que eres al igual que no se debe pensar que por ser Dom es la única cualidad necesaria.


Anotación: Aunque en este artículo esté empleando el femenino para referirme a la sumisión no es más que un género para referirme a las personas, englobalizando a ambos sexos. Obviamente todo lo que digo se aplicaría a un hombre de la misma forma.

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