martes, 10 de mayo de 2016

Hiketeia, o El Deber de Ayudar


Hace muchos años me encontré con una novela gráfica de Wonder Woman que me llamó la atención por ser un crossover con Batman. Si bien nunca he sido un gran fan de ella por no conocer demasiado al personaje sí que lo he sido del Cruzado con Capa.
El cómic en cuestión se llamaba "Hiketeia", de Greg Rucka. A grosso modo, y sin querer meterme en spoilers, era una pelea entre los dos protagonistas, pero exploraban un concepto que me atrajo la atención y se ha quedado en mi mente y personalidad desde entonces.
Este concepto es el que denominaron "hiketea", la misma palabra que da título a la novela.
Cuando alguien se encontraba en una situación totalmente desesperada podía clamar esta palabra mientras se postraba a los pies de alguien con más poder para pedir su protección y ayuda. Si bien hasta ahí es un concepto simple luego se trastocaba un poco con lo que de verdad implica pedir ayuda a alguien.
En el momento en el que alguien se arrojaba a los pies de dicha persona poderosa bien para pedir su favor o su protección, ésta se volvía su siervo para atender todo lo que le fuese ordenado a cambio de dichos favores.
El patrón no podía oponerse, puesto que era un rito sagrado y ello conllevaba enfurecer a los dioses, por lo que habitualmente lo respetaban a regañadientes. No era que fueran esclavos, sino que se volvían figuras a las que debían proteger hasta que ellos creyeran que ya podían valerse por sí mismos y liberarlos de su juramento.

En esta relación simbiótica se muestra algo que poco se ve en nuestro mundo actual. Lo que se considera una relación de dependencia y protección.
No es bueno depender de nadie porque eso te pone a su merced, eso es obvio. Pero ¿y si eso es lo que necesitas en ese momento?
No hablo de una necesidad sentimental como podría ser el apego a una pareja o expareja. Hablo de una necesidad primaria de protección contra el daño, el hambre, el miedo... lo que muchos en este mundo están experimentando y muchos otros están ignorando.

Pedir ayuda a alguien es un pacto. Es para ambas partes una necesidad de ofrecer algo a alguien que no lo tiene, bien sea atención, apoyo, soluciones o bienes. Este pacto debe conllevar dos formas simples de comportamiento: quien lo ofrece debe saber que está a la merced de a quien lo pida y quien lo ofrezca debe proteger a la otra persona en ese aspecto hasta que consiga valerse por sí misma.
Algunas veces eso puede ser unas horas, una simple conversación de unos minutos siquiera. En otras puede ser algo que se arrastre durante años. Una herida abierta que ambos portan y o bien se cierra o bien nunca sanará.

Aquí en España existe una ley llamada "denegación de auxilio". Esta consiste en que si alguien está en peligro y está en tu mano poder socorrerle es tu deber hacerlo o llamar a alguien que pueda (habitualmente a la policia, bomberos o una ambulancia). Pero hasta que esa ayuda llegué tú eres responsable de mantener a esa persona protegida dentro de tus capacidades.

Por eso es importante saber cuándo debes pedir ayuda. Y saber elegir a quién hacerlo pues no todos pueden verlo de esta forma.


Aunque este concepto de "ayuda al suplicante" puede parecer extremo, encierra en su interior una auténtica fuente de introspección sobre qué seríamos capaces de hacer por ayudar a alguien que lo necesite y qué estaríamos puestos a sacrificar para ser ayudados en un momento de desesperación.

¿Renunciarías a tu libertad por una persona que te pida ayuda sinceramente?
¿Renunciarías a tu ser para que alguien te salvara en un momento de necesidad extrema?

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