martes, 14 de mayo de 2019

BDSM: Los clásicos de la literatura. Masoch y Sade entran en un bar...



Todo este rollo comenzó con Sade.

De sobra es conocida la obra de Sade (2 de Junio de 1740-2 de Diciembre de 1814), a quien podríamos denominar uno de los fundadores del BDSM "moderno" (o al menos uno de sus precursores). Pero aun a pesar de su pomposidad francesa del s. XVIII tenemos que tener en mente que todo lo que realizó como obra es una fantasía, mucha de ella escrita en prisiones o sanatorios. Fue un poeta, filósofo y autor infame que, aunque adelantado a su tiempo, siempre se vio abocado al infortunio por su condición de "ente aberrante" ante el clero y el vulgo.

Retrato de Sade hecho por Biberstein (c. 1912)

Las excentrecidades que expresó en novelas como Justine o Juliette fueron inspiración para la contracultura y la subersión intelectual ante los dogmas sociales e inspiraron a muchos grandes autores posteriores (y si no podéis ver mucho de su pensamiento en algunas obras de Dostoyevsky, aunque no tanto de sus aficiones).
El Marqués de Sade pasará a la historia como uno de los pocos transgresores que impactaron tanto a la literatura que, a día de hoy, no sólo es reconocido en el mundo entero sino que también tiene un sustantivo derivado de su nombre. El término "sadismo" viene, cómo no, de Sade.



En sus obras más famosas encontramos descripciones detalladas de escenas de violaciones, violencia, corrupción y ateísmo, lo que le supusieron el diagnóstico de "demencia libertina" y su siguiente encierro en instituciones mentales (en Francia. En el s. XIX. Claro) y prisiones. Así mismo sus obras y novelas fueron parte de la lista de libros prohibidos por la iglesia católica, unas gentes que durante muchos siglos fueron los mayores editores del mundo, y circuladas de mano en mano por más de 150 años.

Sade, en vida, era un hedonista con muy baja concepción moral, sí. Amante de las prostitutas, los vicios del buen beber y, como todo noble francés, experimentador de drogas afrodisíacas. La descripción detallada de las escenas que hacía en sus libros le proporcionó las leyendas de ser un apologista de la violencia y el asesinato (especialmente de bebés, como decía Jules Janin). Y no fue hasta principios del s. XX cuando un poeta y ensayista francés, de nombre Apollinaire, rescataría sus obras y las haría públicas bajo el genio y la locura que representaba a Sade.

El uso de cuerdas y poleas no era extraño en su literatura.


Sobre sus obras hay que destacar cinco importantes:
  • Justine, o los infortunios de la virtud
  • Juliette, o las prosperidades del vicio
  • Las 120 Jornadas en Sodoma, o la escuela del libertinaje
  • Filosofía del Tocador
  • Los Infortunios de la Virtud
Estas obras retransmiten mucho sobre su percepción en cuanto a la vida, el vicio y su propia filosofía, donde toda justificación mediante sofismos puede permitir que los más bajos instintos salgan a flote con cierta argucia moral. Es común que en ellas aparezcan antihéroes como protagonistas, mujeres que se corrompen fácilmente con la argumentación y el encanto, escenas de sodomía, tortura, drogas que estimulaban el placer y el deseo, poco consentimiento y muchos placeres en salas de tortura y celdas. No todos los personajes acababan bien y a menudo la virtuosa acababa siendo la viciosa al final de la historia.
Sin embargo Sade fue un personaje que trascendió en crímenes (de la época) la mera perversión sexual y se adentró a algo que, aunque los escritores franceses toqueteaban de tanto en cuando desde el s. XVII, no se atrevían a publicar y casi todo era así mismo censurado o descubierto muchos años después: el ateísmo.

Grabado holandés de Juliette (c. 1800)

Así que tenemos a un hedonista francés que hablaba de ateísmo y perversión y que pasó gran parte de su vida adulta encerrado por sus pensamientos, fantasías y vida social.
Algunos le llamaban loco, otros le llamaban genio, pero en realidad era un hombre que quería explorar el lado menos conocido del ser humano en la época: los placeres.

Sade, en el concepto contemporáneo, es uno de los padres del BDSM, o como mínimo de la "S" de "BDSM".
Encumbrado por muchos como un genio loco o un pervertido original, hay gente que olvida que las obras de Sade, hasta donde se sabe sobre su vida, fueron sólo las fantasías con las que quería transmitir dos mensajes importantes: la sociedad cristiana no ve con buenos ojos el sexo por placer y el placer puede venir en cualquier forma.

Obviamente hay una cantidad de gente inmensa que se toma la obra de Sade como una especie de "manual" del buen bedesemero, pero no existe nada más lejos de la realidad. Sus obras son de fantasía y como a él mismo le pasó en el incidente de Marsella (donde una soireé suya se convirtió en una debacle por el uso de las drogas): cualquier cosa puede ir mal sin un control adecuado y una mente despierta.
Distinguir entre fantasía y realidad es algo que queda borroso en muchas ocasiones al usuario del BDSM. Qué es real, qué es perversión, qué depravación, qué legal o ilegal... son cuestiones que debe realizarse cualquier miembro, sea sumiso, Dominante, switch o simplemente depravado (aunque imagino que en este último caso no pensaría demasiado en esas cuestiones).




La M de BDSM se la debemos a Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895), especialmente a su obra llamada "La Venus de las Pieles".
Masoch fue un estudioso y licenciado en derecho, historia y matemáticas astrohúngaro. Siempre interesado en las relaciones político-sociales, quiso representar en un decálogo su visión sobre el mundo y la sociedad del imperio astrohúngaro. En esta serie de obras inacabada, llamada "Legado de Caín", trató de darle sentido a los grandes conceptos de la sociedad: el amor, las posesiones, el estado, la guerra y la muerte.
Aunque no fue capaz de acabar dicha serie y terminó sólo las referentes a las posesiones y el amor, fue su obra más importante (e infame) la que nos inspiró a nosotros: La Venus de las Pieles (1870).

Las obras relacionadas con el amor de Masoch casi siempre cuentan con una protagonista femenina dura, sádica, astuta y cruel. En El Agua de la Juventud retrata la vida de la condesa Bathory (famosa en el mundo entero por ser una "Drácula" más real y cruel que Vlad Tepes) y en La Mujer Divorciada retrata las idas y venidas de una mujer divorciada que descubre el amor por el protagonista, centrándose en una relación cruel donde paga todos sus sufrimientos con el mismo.

En La Venus de las Pieles nos encontramos con un hombre: Severin von Kusiemski, quien posee la "rara" parafilia de querer ser sometido, engañado y tiranizado por una mujer hermosa, Wanda von Dunajew. Ella, enamorada de él, accede a intentar cumplir con sus fantasías (o al menos intentarlo), dominándole y tratándole como un esclavo a semejanza del sueño que tuvo en donde vió a una Venus cubierta de pieles siendo servida por su esclavo.
En la novela aparecen descripciones de prácticas que se siguen efectuando a día de hoy: candaulismo, contratos de servidumbre, infidelidad consentida (cuckholding), flagelación, ataduras, servidumbre y hasta fetichismo de cuero-pieles.
No revelaré el final de la historia pero es digno de notar que era una historia pionera en las relaciones sexuales no convencionales, por lo que no todo puede ser perfecto.

La Venus de las Pieles fue la obra que retrató los gustos y preferencias de Masoch en la vida real. Siendo lo que hoy en día consideraríamos un esclavo 24/7 con una devoción extrema a su Ama, Wanda, a quien consiguió que accediera a sus deseos de esclavizarle y "corrompió" (se usa el término de manera demasiado gratuita en mi opinión) para que disfrutase de dicha dominación; Masoch quiso transmitir su deseo hacia la baronesa Bogdanoff (nombre ficticio de Fanny Pistor, una escritora que se puso en contacto con él para pedirle opinión sobre sus escritos).
Dicha relación, aparentemente, se sucedió en aspectos generales como describe en el libro, haciéndole firmar un contrato para que fuese su esclavo durante seis meses a cambio de que ella vistiera de cuero el mayor tiempo posible.



Como podéis ver, los abuelos del BDSM moderno eran un par de hombres que simplemente pensaban que sus relaciones, tanto sexuales como amorosas, no se inclinaban ante nadie que ellos no quisieran. En muchas ocasiones pagaron el precio que les puso la sociedad por tener semejantes gustos pero se mantuvieron firmes (o inclinados en el caso de Masoch) y pudieron disfrutar de lo que podían adquirir, fuese en forma de sexo o de amor.

Es importante recalcar dos hechos que siguen siendo relevantes a día de hoy: el primero es que nadie debe interponerse en tus gustos siempre que estén amparados en la persecución del placer mediante el bienestar y la cordura de ambos miembros, da igual que sea un amigo, un familiar o la propia Santa Iglesia. El segundo es que todo lo que leáis de Sade o Masoch siguen siendo obras de ficción que tratan de dar a entender al lector que la imaginería es poderosa pero más poderosa es la fantasía, donde puedes sustituir a los protagonistas por aquellas personas de tu propia imaginación.
Pero no deja de ser eso: fantasía. Contemplar la visión de dos personajes tan importantes como Sade y Masoch es algo que todo miembro de la comunidad tiene que hacer tarde o temprano, pero es recomendable pensar que los tiempos han cambiado, al igual que las relaciones.
Tenedlo en cuenta.


"Ameiz moi" — Últimas palabras de Leopold von Sacher-Masoch.

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