viernes, 15 de abril de 2016

BDSM: Introducción I, cultura y filosofía


BDSM son las siglas que, en inglés, significan Bondage/discipline, Domination/submission, Sadism and Masochism o, lo que viene a ser lo mismo en español: Bondage/disciplina, Dominación/sumisión, Sadismo/masoquismo.
Es una cultura sobre la introspección personal, la sociedad y la liberación de los deseos más ocultos en nuestro interior.
Aun a pesar de la mala fama que tiene, siendo asociada con violencia y dolor, el BDSM no se compone sólo de lo que se muestra en películas malas y series cutres. Posee un gran factor físico involucrado, eso es innegable, pero la parte más importante de esta cultura reside en su psicología y filosofía. Toda fantasía comienza en la cabeza y se lleva al deleite de los implicados mediante las acciones físicas, ¿no es así?
Es difícil comprender las sutiles diferencias ante alguien que no ha mostrado interés alguno anteriormente, pero existen y son abismales.

El dolor no es algo que se busque porque sí. Se busca la mano que la causa, la situación donde se quiera o la acción que lo provoque. La sumisión no es una renuncia a tu ser en pos de cumplir los deseos de quien te domine, sino la elección voluntaria de servir a otra persona que sabes que te va a complacer y tener en cuenta.
Si bien hay una cantidad abrumadora de prácticas, técnicas, roles y clases de relaciones lo más básico se suele ver reducido a dos personas, una dominante y otra sumisa, que se encuentran en alguna clase de relación (sea física o sentimental).
Puedes pasar años de experimentación hasta encontrar el rol que se adecue a ti, pero hasta las personas "vainilla" (gente a la que le gusta el sexo tradicional tal y como se conoce) tienen tendencia a tener un rol u otro con según qué acompañante y suelen verlo evolucionado cuando se pasan al BDSM.

Aunque el BDSM sea un movimiento de liberación sexual también existen facetas del mismo en donde no se realizan actos sexuales. Muchas personas lo utilizan como recurso para desestresarse, resolver traumas psicológicos o liberarse sexualmente.
El shibari, o el arte de atar, por ejemplo, es comunmente utilizado como forma artística y no tiene las aplicaciones sexuales del bondage, que es la forma orientada a las relaciones físicas, pero sus diferencias serán algo que trate en futuros artículos. Así mismo, las sesiones de terapia pueden ayudar a tratar problemas como la misoginia o la timidez sexual.

Para aquellos preocupados o confundidos con el factor físico extremo existe el acuerdo "SSC" (seguro, sensato y consensuado), uno de los pilares en los que se fomenta toda la filosofía y cultura del BDSM, que determina que ambas partes se ponen de acuerdo en que todo lo que se haga será en función de esos prinicpios, y es seguido a rajatabla por aquellos que se consideren duchos en el movimiento.
La seguridad es algo muy importante; desde una sesión de spanking a una de bondage el deber de quien la realiza es conocer los riesgos y evitarlos o asumirlos con su conocimiento. Como alguien a quien le atrae el shibari y el bondage puedo asegurar que en sesiones prolongadas es importante saber cómo atar a una persona sin presionar arterias o nervios durante un tiempo prolongado, lo que ocasionaría miembros dormidos, daños en el tejido e incluso, en situaciones extremas, pérdida del conocimiento. A su vez es importante tener medidas de seguridad como palabras y gestos que detuvieran la acción en ese instante, así como herramientas tales como tijeras para cortar rápidamente cuerdas o correas en caso de que algo saliese mal en una sesión.
Lo sensato hace referencia a tener un punto común, en hablar con vuestra pareja tengáis el rol que tengáis y haceros a la idea de qué buscáis y queréis. Fijar unos límites y que ninguno los rebase sin el consentimiento del otro. Hasta en el BDSM se encuentran muchos límites que no todos los cumplirán. Para este punto es importante tener confianza y la mente abierta, al igual que saber decir que NO si alguna de las prácticas que os propongan no la tenéis siquiera en consideración.
Por último, el consentimiento es lo más importante. Sin él nada de lo anterior tiene sentido alguno. Ambos tenéis que estar en la misma página a la hora de realizar cualquiera de las prácticas. Debéis aseguraros de que, en el caso de que sea algo esporádico, la otra persona sepa cuáles son vuestras inclinaciones antes de realizarlas. Debe haber educación y respeto por la otra persona en todo momento, de la misma forma que debéis esperar lo igual por su parte.

El "SSC" es uno de los factores neurales de toda esta cultura. Romper alguno de sus puntos se convertiría en un abuso en cualquiera de sus aspectos sociales y legales.


Respecto a la filosofía hay que tener en cuenta una cosa muy simple: años de pudor social nos han privado de las libertades propias de nuestra imaginación.
Este movimiento creció en las sombras (y continúa en ellas más o menos) para liberar las mentes y los cuerpos de la gente. El cuero, vinilo, los látigos, floggers, spankers... no son sino meros accesorios para sesiones específicas o para que la gente que no se haya informado se asuste. Este movimiento existe para la introspección personal, empujar los límites impuestos por la sociedad y descubrir cómo es el mundo sin los tabús a los que estamos acostumbrados.
Si sois practicantes o gente que meramente quiere aprender o informarse encontraréis a muchas personas que os dirán que el BDSM es una extensión del abuso, una forma de machismo condicionado en el que una sumisa no es consciente de que perpetúa roles patriarcales.
Lamento decirlo, pero... no es así. El BDSM es una herramienta, como una filosofía que alguien pueda seguir, como tal es independiente de las creencias religiosas, ideológicas o políticas de alguien. ¿Eso puede llevar al abuso y el machismo? Por supuesto, pero el que alguien se escude bajo la bandera de su conocimiento en el BDSM para expoliar a mujeres u hombres no es sino la mala utilización de dicha herramienta.
Una persona debe ser responsable de sus actos, no una práctica entera.
Asi que sí, está bien que seas feminista pero después desees que te aten y te azoten. Tus gustos sexuales no deben primar nunca por tus creencias personales. Esta comunidad es multicultural, multiracial y multipervertida, si alguien empieza a juzgarte por tus gustos cuando no haces daño a nadie en acto o palabra, el problema lo tienen ellos.

El verdadero tesoro que se tiene en una relación BDSM es la libertad y confianza plena de tu compañero.
Si eres sumiso es el saber que puedes darle todo lo que pida a tu amo porque se preocupará de que tú disfrutes con ello, teniéndote en cuenta más que a nadie. Si eres dominante tendrás a una persona que disfrutará contigo le pidas lo que le pidas, lo más adecuado es que le correspondas con la atención que le corresponde.
No es ni un sacrificio ni una imposición de voluntades, es un equilibrio dualista en una relación donde ambas personas disfrutan de su sexualidad hasta el extremo de dejar tabúes y vergüenza totalmente abandonados.

Hay que tener en cuenta que no es fácil aprender las técnicas, los nudos, los comportamientos, la etiqueta, el código y las decenas de cosas más que existen en este mundillo. Requiere mentores y experiencia. Pero si de verdad estáis interesados siempre hay formas de conseguirlo por vosotros mismos. La lectura será vuestro mayor aliado, pero por lo que más queráis, no toméis como ejemplo la saga de 50 Sombras de Grey.


"¿No es cierto que cuanto más culto se es, más se saborean los placeres de la voluptuosidad?" -- Marqués de Sade

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