En lo que llevo de vida he sido muchas cosas. En un momento u otro he sido novio, amigo, hijo, ladrón, hermano, guerrero, amante, filósofo, estudiante, borracho, trabajador, herido...
Si bien ninguna de esas cualidades me define como persona es todo su compedio lo que me transforma en quien soy. Aceptar las consecuencias de cada una de esas partes de mí es lo que me ha convertido en lo que soy ahora. Aunque una persona puede estar orgullosa en mayor o menor medida de lo que haya alcanzado en algún punto de su vida es con lo que es ahora con lo que tiene que estar conforme.
Si bien son las situaciones las que marcan qué somos en el momento, ya sea el azar, el designio divino o una fuerza invisible que nos empuja a convertirnos en algo nuevo, es con lo que hemos aprendido de aquellas épocas con lo que nos quedamos.
Todos tenemos ciertas habilidades que nos han facilitado nuestro camino hasta aquí. Desde el hombre más tímido a la mujer más sociable de todas hemos obtenido cualidades de las varias facetas que hemos pasado.
El odio, el amor, la amistad, la lujuria... los sentimientos nos llevan a formar nuevos lazos con nosotros mismos, haciendo que tengamos que cambiar nuestra forma de ser y de actuar para amoldarnos a las situaciones que se nos han presentado.
No es un camino fácil, el tener que cambiar. Pero sí es algo necesario cuando nos ponemos a meditar sobre ello.
Todo lo que hemos sido no es todo lo que seremos. Los intereses que tenemos ahora dudablemente serán los que tengamos en el futuro, y, de la misma forma que la vida cambia, ellos cambian con nosotros.
Es sencillo perderse en las definiciones simples. "Yo soy metalero" podría decir alguien pero... ¿sólo eres eso? ¿No tienes ninguna otra cualidad que te defina como persona, como ente? Algunas veces las etiquetas son útiles a la hora de sociabilizar, pero es su mezcla y su refinación lo que trata de volvernos únicos.
No tenemos que encasillarnos. No somos especiales pero no somos copias los unos de los otros (aunque haya gente que lo parezca, claro está). Si sufrimos el declive de nuestra propia personalidad en pos de una falsa felicidad tendremos que renunciar a los rasgos característicos que nos hacen quienes somos. Eso es, en esencia, alacanzar una falsa muerte. Una muerte mental y personal.
Convertíos en lo que queráis, la vida no es simple y vosotros tampoco lo sois.
"I used to care, but things have changed" - Things Have Change, Bob Dylan
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