lunes, 13 de agosto de 2018
BDSM: La cesión, cuando se comparte a una persona
Dentro del BDSM existen una gran cantidad de mitos, leyendas y desinformación. Si bien en su gran mayoría todas esas historias son una gran metira, hay algunas que están basadas en ciertas prácticas reales.
Una de esas historias es la que trata sobre que un Dom tenga varios sumisos a su disposición.
Aunque muchas personas aprovechen esa leyenda para poder disponer de distintas personas con las que fornicar (a expensas de la clase de relación sentimental ajena al BDSM que se tenga, claro), existe una práctica que consiste precisamente en eso: La Cesión.
La cesión es una práctica de protocolo (lo que quiere decir que sólo se suele practicar bajo riguroso control del Dom/Domme), haciendo que la mayoría de las parejas que opten por ejercerla sean parejas 24/7, aunque no esté supeditado a ello, por supuesto.
Esta práctica consiste en ceder a su sumiso personal ante otra persona Dominante para realizar sesiones. Aunque todo esto esté controlado por el Dom que lo ofrece, el otro Dominante debe seguir las pautas que le hayan indicado (de nuevo, respetando los límites establecidos por el sumiso en cuestión).
No es una práctica muy corriente y se suele dar de forma principal en Casas, Clanes o relaciones abiertas/poliamorosas. Aunque hay gente que llega a disfrutar cediendo a su sumiso ante personas desconocidas, no suele ser demasiado común porque suele carecer de uno de los factores más importantes: la confianza de haber conocido a la otra persona.
No hay que confundir la cesión con hacer un trío con dos Doms. La cesión, tal y como su nombre indica, consiste en ceder a una persona ante otra, renunciando durante un período de tiempo a su control.
También hay que tener en cuenta que, en relaciones 24/7, también existe la posibilidad de que dicha cesión sea algo más allá del sexo realizado en sesiones, pudiendo tener cierto control de cara al sumiso por la parte que obtiene al cedido. Aunque no sea algo común tampoco es demasiado raro teniendo en cuenta que es una práctica de protocolo en donde la jerarquía está bien establecida. Estos casos tienden a darse especialmente en situaciones en donde la distancia es un impedimento para la relación: viajes, trabajo, estudios... de esa forma el Dom o la Domme se aseguran de que su pareja pueda disfrutar con una persona de confianza.
Ahora bien, la cesión puede llevarse al extremo con lo que se denomina "subasta de esclavos". Esto es un evento que se suele realizar en clubs de BDSM o en Casas de una "familia". Aunque puede parecer (y ser) bastante sórdido, para poder pujar en dichas subastas se tienen que cumplir con ciertos requisitos a determinar por aquellos que la organicen. Habitualmente una prueba de estar libre de enfermedades, un periodo de prueba preestablecido, cierta experiencia y un aval suelen ser los requisitos más comunes, pero pueden variar según la escena local en donde se dé.
En dichas subastas, las personas Dominantes sacan a relucir a sus sumisos para que los pujadores puedan tener una sesión por una noche, aunque en rara ocasión se suele incluir el sexo como tal.
Como apunte personal diré que la Cesión es una práctica difícil de conseguir de forma satisfactoria. No sólo requiere de una relación fuerte en donde ambos estéis en sintonía para algo así, sino también de una mentalidad férrea para poder compartir o ser compartido. Si tenéis interés en la práctica recomendaría ir de poco a poco, empezar quizá por algo de cuckholding (que explicaré en un futuro artículo) o de tríos, para dar paso a algo más orientado a la Cesión como tal. Recordad que ceder una persona implica muchos riesgos físicos y mentales y sólo debería ser llevado a cabo por personas experimentadas en el mundillo del BDSM.
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