domingo, 17 de noviembre de 2019

BDSM: Secretismo y hermetismo en una comunidad abierta



La comunidad tiene un problema serio. La proclividad a conceder cargos de portavoz a aquellos que, sólo por gritar más o decir majaderías, han convertido una cultura y una filosofía en una forma de atención. Tristemente, no se puede dar cargo de portavoz a alguien que pertenece a una comunidad que no está organizada. Las ideas y prácticas se moldean entre todos, no hay cargos que nadie ostente porque nadie puede hablar por todos nosotros fielmente.
Tras ver múltiples artículos, escritos, posts, noticias y demás sobre personas que consideran que su visión del BDSM es la única que existe, que somos un grupo cohesionado que seguimos las mismas prácticas y decidimos en votaciones, he visto que la polarización casi política está filtrándose en nuestras camas.
No os confundáis. Hay reglas importantes y necesarias dentro del BDSM, a saber: que todo lo que hagas venga con el beneplácito de tu contraparte, que tengas conocimientos suficientes para no poner en riesgo su vida y que no involucres en tus prácticas a gente que no quiera o sepa participar en ellas.
Pero estas normas, pilares para muchos, no son más que una guía de sugerencias para otras personas a quienes se les llena la boca ante su propia visión cegada de cómo es un grupo abierto.



Estas personas tienden a tener una visión que excluye prácticas que no comparten, como el dd/lg, el ageplay, el masoquismo extremo, el exhibicionismo, el CNC, los juegos de rol si cruzan determinados enfoques (recordemos que hasta hace unos 15 ó 20 años el nazismo seguía siendo uno de los juegos de rol más populares en la comunidad). Pero estas personas siempre padecen del mismo problema, del que yo mismo reconozco de pecar: volver públicas unas prácticas que se diseñaron para el secreto.

Antiguamente introducirte en la comunidad era jodido. MUY jodido. La mera búsqueda de información más allá del Marqués de Sade y Masoch era prácticamente imposible sin internet o contactos. Tenías que conocer a la gente adecuada, entrar en las páginas adecuadas y sobre todo saber mucho inglés (que reconozcamoslo, no mucha gente sabe a día de hoy). Pero sin embargo en nuestros días puedes hacerte un perfil en fetlife, consultar uno de los cientos de blogs que existen o simplemente ir a twitter donde miles de cuentas esperan para enseñar a los curiosos.
Esto tiene una parte buena y otra mala. La buena es buena y la mala tiende a ser muy mala. Lo positivo es que trae más gente nueva y con ganas de aprender a la comunidad, realizando lo que yo llamo "efecto Guitar Hero" (donde mucha gente movida por el interés de manejar una guitarra quisieron aprender a tocar una de verdad en lugar de un cacho de plástico). Pero lo malo es más numeroso y sobre todo más peligroso: depredadores, gente inocente que sufre abusos, desinformación por ganas de fama, peleas por distintos puntos de vista polarizados por falsas creencias de "cómo se tiene que hacer de verdad"...

El hermetismo que siempre ha gozado nuestra comunidad era lo suficientemente necesario para poder autocontrolar el acceso y minimizar los riesgos que existen de exponer a una persona no preparada a un mundo que no conozca. Antiguos sistemas y roles, como el del Mentor o el Protector, estaban más presentes que como meras anotaciones digitales y eran más buscados precisamente por la dificultad de acceder a la escena.
El necesitar a un referido habitual para acceder a un negocio podría no ser la mejor forma de conseguir beneficios pero sí era un buen método para asegurarte de que la responsabilidad de una persona recayese en alguien de confianza. Por supuesto que no era un método perfecto, todo el mundo puede fallar independientemente de lo bien que le conozcas, pero el "elitismo" inherente a estos sistemas también traía consigo formas de autocontrol de la población.
Concedo que las virtudes de tener algo más abierto pueden parecer más atractivas de primeras, pero los riesgos a que todos nosotros suframos otra inquisición por parte de puritanos y gente que no comprende cómo funciona el mundillo debería ser suficiente para replantearnos cómo vivimos públicamente nuestra sexualidad.

He visto demasiadas peleas y desinformación y he dejado de hablar tan públicamente por Twitter respecto a las bondades del BDSM porque, aun a pesar de que empecé con este blog como un medio de que la gente pudiera comenzar en el BDSM con cierta idea, sé que mucha gente lo ha retorcido como si fuese una guía literal o, peor aún, reinterpretándolo pensando que condono ciertas cosas que aborrezco.

El axioma del BDSM, "no me gusta esa práctica pero me alegro de que la puedas hacer", es una de las cosas más olvidadas por la comunidad a día de hoy. Los valores, antiguamente tan apreciados, como la cultura, inteligencia, complicidad e imaginación se han visto relegados a un segundo plano por los virtuosos de la tecla y el vídeo, que estipulan que sólo como ellos son es la forma correcta de hacer esto.

La libertad y el afecto, aunque no sea en una relación seria, deben ser paradigmas tanto para un sumiso como para un Dominante, y eso es algo tan importante como saber qué zonas debes azotar y cuáles no.

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