miércoles, 20 de mayo de 2015

En primavera, la sangre se entera



Hace ya un par de meses que nos encontramos metidos en la primavera y, como persona que la sufre, tengo bastante en su contra. Principalmente en la alergia pues, tras cinco estornudos rompe-esternones, uno se encuentra en esa situación de decir "Naturaleza, eres maravillosa. Sé que lo haces por joderme vivo".
Pero nada tan lejos de la realidad todos disfrutamos de la primavera. Si bien es cierto que es época de exámenes y de trabajos, de empleos que aumentan su presión por la venida del verano o la afluencia de turistas o de aislamientos a causa de la maldita alergia; no podemos sino reclinarnos en nuestras sillas y disfrutar un poco del buen tiempo, con o sin lluvias, de el cantar de los pájaros a las 8 de la mañana, con o sin resaca, o de una buena tarde en una terraza, con o sin dinero (en cuyo caso también disfrutaréis de una tonificante carrerita).

En estas épocas todo es más rápido. Nos volvemos más activos tras la hibernación del invierno, como los osos que salen de la cueva. Nos enamoramos más rápido, disfrutamos más, nos deprimimos más frecuentemente y discutimos con más tesón.
No obstante la sangre no se llega a alterar, sólo nuestros sentimientos apelmazados por una estación fría de aplastamiento mental y físico como es el invierno, una estación donde nos quedamos sentados en el sofá, mirando la tele y comiendo pizza o entre las sábanas buscando el calor y confort de vuestra pareja mientras véis una serie o película.

Pero cuidado, es ahora cuando más necesario es el ser cautos con vuestras decisiones y vuestras acciones. Todos estamos demasiado acelerados tras salir de nuestro letargo como para pensar con claridad, sobre todo en temas del amor y la lujuria.

Así que, haciendo el papel de albatros en esta situación, dejad que os dé el augurio de turno: "Pensad con la cabeza lo que el corazón no os pueda aclarar o ambos los tendréis machacados en cuanto el frío vuelva".


Durante la redacción de este artículo sólo he estornudado 7 veces. Para mí, es un récord.

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