sábado, 17 de noviembre de 2018
BDSM: Addendum IX. El subdrop
¿Conocéis el dicho que dice "cuanto más altos son más grande será la caída"? Eso es algo que se aplica al subspace extasiado y al estado de euforia en muchas personas tras una sesión.
Dicha caída recibe el nombre de "subdrop" y se define como un estado mental de depresión, confusión, terror o de sentirse inadecuado tras una sesión especialmente intensa.
Aunque suele ser algo infrecuente, no es raro encontrarse mal sin un motivo aparente tras la sesión. Esto es algo que se ha observado durante mucho tiempo y se produce más pronto o más tarde en cualquier relación D/s.
Hay que tener en cuenta la gran carga emocional, física y mental que se da durante la sesión. A veces a un sumiso le sirve para poder desprenderse de los agobios de su vida diaria, de sus complejos, de sus ataduras (irónicamente) con familia, trabajo o estudios... y esa desconexión tiene su precio cuando la realidad se vuelve a asentar en su vida.
Los respiros que suponen una sesión son un corte de la realidad llenado por sexo y movido por los instintos de perder o tomar el control de otra persona por un breve período de tiempo. Este respiro puede ser suave, produciendo un simple descontrol animal momentáneo, o puede ser fuerte, provocando una desconexión de la realidad y del yo que puede ser necesaria a la hora de sobrellevar el día a día.
Ya hemos hablado del sentido del subspace y de cómo es, para mucha gente, como una droga que se llega a necesitar una vez descubierto, pues el subdrop es lo que sucede cuando te da el bajón de dicha droga.
En términos simples, es cuando todo lo bueno de la sesión se empieza a desvanecer y se ve sustituido por una sensación de desasosiego e invalidez.
De nuevo, como sucede con el "subhigh" (término usado para definir un estado eufórico desenfrenado alcanzado en el subspace), el subdrop es algo individual y puede afectar a una persona de forma distinta a otra. Por lo que lo que leas, escuches o hables puede variar de una persona a otra, pero casi siempre podemos encontrar pautas comunes entre las personas.
Una de ellas es la invalidez o el recordar complejos físicos o psíquicos que teníamos antes de empezar la sesión pero que hemos olvidado durante la misma porque nos ha importado poco. Otra, por ejemplo, es una sensación de furia, o de tristeza, o de frustración...
También se puede dar el caso de que los problemas de la vida cotidiana se acrecenten a causa del subdrop, exponiéndolos y acrecentándolos ante la culpabilidad de sentir algo así tras haberlo pasado tan bien.
Es importante el hacer un repaso de si vale la pena el seguir teniendo sesiones tan intensas o si habría que rebajar el nivel de las mismas un poco. Pero eso queda a discrección de los participantes, por supuesto.
Obviamente el subdrop es una situación que puede ser paliada con un buen aftercare, pero debéis recordar que toda persona es responsable de sí misma y hasta un buen aftercare tiene sus límites prácticos, por lo que si consideráis que no son suficientes deberíais hablarlo con vuestro compañero o pareja y, de ser algo recurrente, plantearos el continuar con ese ritmo si los estados se repiten demasiado durante un breve periodo de tiempo.
Si es algo que se repita con frecuencia y aumenta en intensidad, quizá la búsqueda de ayuda profesional sea lo más indicado para paliar la situación.
Si disfrutáis del BDSM es importante cuidar vuestra propia cordura y ser conscientes de lo que sucede en vuestra mente antes y después. Una sesión debe ser una catarsis, no un motivo de desconfort.
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