sábado, 8 de diciembre de 2018

BDSM: La narrativa de una sesión. Qué es, cómo se realiza y cómo se desarrolla



Si en algún momento os habéis planteado la idea de "interpretar un papel" durante una sesión os habréis dado cuenta de lo que se necesita para desarrollarla: consistencia, personalidad, pasión, atrezzo, vestuario, experiencia... en esencia, cualquier clase de sesión en donde saques a relucir una personalidad que no sea "la de día", os daréis cuenta de que es un trabajo muy arduo.

Cuando se factorizan y dividen todas las prácticas que se realizan durante la sesión, os encontraréis con dos partes: una es la técnica necesaria para poder desarrollarlas. La otra es la personalidad y enfoque que tengas que usar para aplicarlas para el efecto que desees conseguir.
La primera, aunque más simple entre las dos, requiere de años de práctica y desarrollo para poder crear una técnica que llegues a considerar propia o, al menos, dominada. La otra, siendo más un rasgo característico de una persona, puede suponer un mayor problema el desarrollarla.

Es sobre la segunda parte de la que voy a hablar aquí, sobre la personalidad y enfoque que se le dé a una sesión y de cómo se combina con las técnicas que emplees para crear una sesión memorable.
Es importante recalcar que la narrativa es la continuidad de tu expresividad durante las acciones que realices en toda la duración de la sesión. El mantener una uniformidad de la narrativa ayuda a crear un papel dentro de esa habitación, dando asertividad a tu rol, sea de Dom o de sumiso.

El saber llevar adelante una narrativa no forma parte del Dom únicamente, sino también del sumiso. Aunque bien es cierto que los sumisos tienen más lugar para la improvisación y las reacciones naturales, es normal que esperen ciertas reacciones específicas por parte del Dom y, por ejemplo con una persona brat, es común que esas improvisaciones desarmen o modifiquen bastante la narrativa planeada y se tenga que pasar a una improvisada. Pero vamos por partes.



Postura de Nadu
Has preparado las correas, el collar, el flogger, las cuerdas, una varita, dos vibradores... tienes tu arsenal delante de ti y estás pensando en un plan para una sesión.
Es simple, lo ves en tu cabeza. Empezarás colocando el collar, un acto simple que significa que a partir de ese momento tu sumiso es tuyo (culo, libertad y barba incluidos). Después una serie de órdenes: Desnúdate, gira, de rodillas, posición de Nadu, ahora Humble... a continuación aprovecharás la posición para usar el flogger. Unas ricas flagelaciones más tarde seguro que está más que dispuesto a hacer tu deseo, pero no es suficiente. Hay que seguir. Le pones las correas y le atas las muñecas a los tobillos, dejas su culo más expuesto y empiezas a usar los vibradores y la varita como más te plazca.

Tiene buena pinta, ¿verdad? Pero le falta algo. Le falta la narrativa. La pausa y la aceleración de la escena. El tempo de decidir entre los juguetes o el cómo pones las correas es algo que puede convertirse en una situación aburrida o algo a tu favor.
El factor que falta en esa descripción es la narrativa.

Postura de Humble

La narrativa, a falta de una explicación más extensa, es todo aquello que se hace en el momento de la sesión para mantener la atención, sensualidad y excitación de aquél con el que estés. Es la forma que hay en el BDSM para aunar las prácticas de forma natural, con un flujo que deje a la otra persona pensando "no había otra forma de que se sucediese todo, esto ha sido perfecto".
No es algo inherente a la parte Dominante ni mucho menos. Como ya he dicho antes, la colaboración de la parte sumisa es igualmente importante, aunque, hasta en cierta medida, mucho más laxa a la hora de necesitar del rigor para mantener la "imagen" del control por la parte del Dom.

Una de las características de la dominación, especialmente de la mental, es la faceta a la hora de improvisar y replanear ciertos comportamientos imprevistos que se tengan. Pero esto no quiere decir que una sesión puramente física carezca de narrativa, todo lo contrario. El cuerpo debe reaccionar de ciertas formas para poder mantener el flujo de la excitación en marcha y para ello se debe estimular como uno crea conveniente. Si añades a eso tus gustos, los de tu pareja, los límites de ambos... tienes entre manos un batiburrillo de factores a tener en cuenta para desarrollar tu narrativa natural en una sesión.



Aunque ahora hable más sobre el desarrollo de la narrativa por parte de un Dom (porque así me considero y esto es desde mi experiencia), bien puede aplicarse desde el punto de vista sumiso, aunque con algunas modificaciones.

Bien, tenemos un escenario, compuesto en su mayoría por una serie de prácticas que sabes que le gustan a la otra persona, al igual que un entorno donde poder realizarlas y las herramientas para llevarlas a cabo. ¿Cómo lo unimos todo? Pues no es fácil.
Lo primero es saber qué es lo que quieres y cómo lo quieres llevar de cara a tu compañero. Ese es un factor que trasciende a la narrativa y se embarranca directamente en el disfrute de ambos, si no sabes qué es lo que queréis ambos, no sabes nada y primero debes averiguarlo.
Teniendo ese conocimiento ya a tu disposición (pongamos como ejemplo que lo que se busca es un desahogo del control de un puesto de trabajo muy exigente por parte del sumiso), tenemos que crear el escenario. Para la parte práctica, usaremos el que he mencionado antes, pero para la mental crearemos un escenario donde desvistiremos al sumiso de todo atisbo de control y poder del que disponga.
Con ambas partes ya pensadas, ahora entra en juego la narrativa. La narrativa se compondría de todo el conocimiento que se pueda usar en la escena para apoyar tanto tu control como su placer.
¿Qué clase de eventos han llevado a que quiera esa sesión? ¿Qué clase de personajes le gustan? ¿Ve porno? ¿De qué tipo? ¿Qué juguetes disfruta más? ¿Cómo puedes ser así de malvado retorciendo a una persona de placer?
Aunque la última es una pregunta totalmente retórica el resto de ellas ayudan a desarrollar la narrativa con preguntas, conversaciones, órdenes o simples peticiones para apoyar la idea de que esa sesión está enfocada a la idea de que necesita desahogarse porque su trabajo le agobia sobremanera.
Obviamente una de las partes más mágicas de todo este escenario es que, aun teniendo en cuenta sus motivos, no sabrá el motivo por el cuál estás eligiendo está forma de desahogo.

Es en esta parte cuando dos de las cosas más importantes de una relación D/s entran en juego: el conocerse bien y el confiar el uno en el otro.
Hay gente que puede usar escenarios con sus propias narrativas genéricas y les salen maravillosamente bien porque hay ocasiones en donde simplemente se quiere disfrutar del sexo y el BDSM sin ninguna clase de motivo ulterior. Sin embargo, como con todo, cuanto más profundo es el vínculo y el conocimiento personal mutuo, más placentero y rico es el escenario creado, aunque también es más complicada y personal la narrativa empleada.



El último aporte que desearía añadir es que las narrativas vienen en todas las formas. Desde el orador más elocuente hasta el primal más bestia tiene en consideración los factores que aportan placer y dan personalidad a la sesión. Si bien en algunos casos requiere más esfuerzo que en otros, el invertir en desarrollar una narrativa personal es una buena forma de invertir en una relación sana y que evoluciona mediante la confianza y la improvisación.

Desde prácticas sadomasoquistas a roleplay, todo tiene una narrativa. Lo importante es saber interpretar tu papel para que ambos podáis disfrutar salvajemente.

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